martes, 31 de diciembre de 2013

Things to come



Hoy tú y yo vamos a escribir un guión. A nuestra manera. De los nuestros. Es decir. Estamos a 31 de diciembre y éste no es un dato insustancial. En el guión que tú y yo vamos a escribir no caben todas esas cosas que han hecho revolvernos las entrañas cada vez que hemos puesto las noticias. Los de siempre no tienen ni puta idea de lo que es bueno, así que lo que saliera de este guión, nuestro guión, no lo entenderían. No verían nuestra película. Así que, si merecieran algo la pena, les dedicaríamos unas cuantas frases de diálogo, o mejor aún, una descripción de personajes. Un retrato como Dios manda. Pero mejor que no. Nuestro blanco y negro no admite a ese tipo de gente. Así que ¿vamos a privarnos acaso de añadir esas cosas que pasarán en los próximos 365 días? Apúntalo en una libreta, nunca viene mal tampoco llevar un lapicero en el bolsillo. Empieza todo con un exterior noche, puede que salgas (salimos) de tomarte las doce uvas. A partir de ahí, ilusión. Como por arte de magia todo. Improvisa y nos convertiremos en John Cassavetes y Gena Rowlands. Todavía con las notas metidas en el oído del Auld Lang Syne. ¿Cantándola aún? Tranquila, la gente no nos (los) conocería. (Caminamos el tiempo que haga falta, como si son diez minutos. E incluimos una mención explícita: deberá rodarse entera toda nuestra caminata) ¿Ahora viene una elipsis y ya es verano y tú estás con una camiseta de tirantes, bebes un zumo natural y es un interior día, nos acabamos de despertar? Es una posibilidad que nos hayamos convertido en dos como Jean Paul Belmondo y Jean Seberg, así que ¿llevas el pelo corto? Están (estamos) en nuestra habitación viendo por televisión: interior noche, en una bodega de vinos varios nos turnamos, nos tornamos, en el beso prohibido por la censura y entonces a mí se me pone cara de Cary Grant y a ti de Ingrid Bergman y a mí (lo escribo y lo subrayo, nótese el énfasis) me sale llamarte Ilsa y entonces el director tiene que decir “cut” con acento cockney. Primer plano del director. Elipsis: es mi cumpleaños y no sé si es exterior o interior, pero sí que es de noche y el regalo que me haces obliga a un fundido a negro. Tu cumpleaños. Fundido. Flashback: se te ve cuando eras pequeña y, como se te pone cara de Shirley Temple, escribo ex profeso “ahora hay un cambio abrupto y la cara de Shirley Temple se transforma y ahora se parece a la de Norma Jean Baker. En su granja”. Incluimos otra mención: en ese flashback, que suene la versión del All of me de Billie Holiday. Se describe tu infancia y tu adolescencia. A mí se me pone entonces cara de John Wayne como cuando miraba a Maureen O'Hara y le tiraba del brazo y otro beso. Será la única escena en color, yo de John Wayne. Es como si te viera en un álbum de recuerdos y tú cobraras vida en las fotos. Y entonces en una parte de tu infancia se te pone cara de Donna Reed, o de la actriz que hizo de Donna Reed a esa edad y me dices al oído por el que no oigo nada que me quieres y que me querrás toda la vida, Evidente, se me ha puesto cara de George Bailey, del actor que hace de pequeño de Jimmy (una vez me llamaron Jimmy). Tarareas el Auld Lang Syne y aprovechamos para hacer un encadenado en el que nos convertimos otra vez en John y en Gena. Estás en tu casa. A día de hoy. Gena Rowlands mira la foto de John. Le das un beso, se acaba otro año. No ponemos el The End.

No hay comentarios: