martes, 20 de diciembre de 2011

En vigilia

Chet Baker cantaba. Junto a Diana Vavra (C) Richard Dumas

Uno de los ejercicios que recomendaría en este último día de otoño con inusitado fervor para irse a la cama y quizá no dormir, consistiría en escuchar lo más de lo más. Da lo mismo si uno va a spotify o echa mano de los medios que el siglo XXI (al final va a ser verdad porque el ipod y el iphone han tardado en llegar) últimamente nos ha facilitado. El ejercicio empieza al darle al play tras buscar esas canciones que conforman el repertorio de lo más de lo más. Ésas que cuando terminan uno dice que rien va plus. A esas horas de la noche. Madrugada. Para algunos albor de la mañana. Una de mis últimas veces (lo intento con muchas pero pocas son las elegidas; hablo de canciones, aunque tanto montaría hablar de vosotras, lo sé, ése es otro tema) me puse el My Funny Valentine, una de esas canciones con bastante capacidad para enganchar. Yo aviso. La versión que será la definitiva a esas horas en que aconsejo el ejercicio la secciona Chet Baker cada vez que acudo a él. Y cada vez que le pincho le sigue preguntando a su chica que si are you smart. En la versión que digo, por una vez la trompeta no dice ni mu. Me imagino a Chet cantando mientras coloca los dedos en los pistones.

La última vez, digo, aseguro, a Dios pongo por testigo, que no me quedaron fuerzas para continuar con más músicas. Parker, nuestra Lady, poquico, poquico. Pero habrá que agradecerle a quien corresponda que Chet Baker no fuera sólo un trompeta más. O lo mismo pero con Louis, cuando le dio por dejar de lado su solo y decir por primera vez, pastoso, Basin Street Blues.

Hoy os dejo un par de deberes para antes de iros a dormir. Cien por cien compatibles.
  
 

No hay comentarios: